El Desafío Emocional 2021

Albert Cunillera Martínez | QNI Storytelling

Hola: Soy Albert Cunillera Martínez, QNI, y estoy emocionado.

Estoy, estamos emocionados, porque somos humanos y solo los humanos podemos tener emociones.

Soy y siento emociones porque soy uno de los 7,843,461.979  humanos que habitamos este planeta …hoy.

Mi cuerpo, humano, está compuesto, en un 99%, por seis elementos: oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno, calcio y fósforo. Sólo alrededor del 0,86% está formado por otros cinco elementos: potasio, azufre, sodio, cloro y magnesio.

Los 11 son necesarios para la vida, al igual que las 8 emociones básicas y sus distintas combinaciones. La emoción nos lleva a la acción.

Creo en el poder de las emociones: confianza, miedo, enfado, disgusto, alegría, tristeza, sorpresa, anticipación y todas las que seamos capaces de definir o sospechar, aunque no tengamos palabras exactas para bautizarlas. 

Creo en los nudos en el estómago o en esas motas de polvo que, de repente, notamos en nuestros ojos. Creo que la energía que nos mueve está hecha de la emoción que sentimos.

Creo que 80 mil millones de neuronas,1.000 billones de conexiones sinápticas en 1.300 gramos de cada uno de nuestros cerebros, son el mejor patrimonio que tenemos los humanos. Microprocesadores Intel naturales, Intel..igencia evolutiva que nos ha permitido llegar hasta aqui. Como diría Amaral…es nuestro tiempo

Creo que reconocer el papel de las emociones en nuestros actos permite comprender mejor comportamientos individuales  y colectivos.

Creo que la verdadera revolución que estamos viviendo no es la transformación digital, sino el nuevo desafío emocional que representa el reto de crecer de forma rentable y sostenible  para las personas y el medioambiente, de una forma ética y responsable. 

Creo en el poder de la chispas que encienden y motivan a crecer.Creo en chispas como las que provocó en mí un libro hace muchos años.

Creo en la emoción que llevó a alguien, quizás uno de los jefes que entonces tenía mi padre, a regalarle un libro en su visita a la Clínica Sant Jordi del Barrio de Sant Andreu de Barcelona, donde se recuperaba de una incómoda operación quirurgica que lo tuvo en cama en una habitación del segundo piso, muy cerca de donde 13 años antes llegué a este mundo.

Clínica Sant Jordi, Sant Andreu, Barcelona.

Recuerdo la escena, el libro reposaba en la mesilla al lado de la cama y sus colores anaranjados-rojizos capturaron mi atención. En la portada el sol amanecía de forma solemne, asomando por un mar enmarcado por el recorte de una silueta de una montaña costera.

Mi padre acabó el libro rápido y aunque Taylorista de pro, insistió en que lo leyera. Sentí la energía de un corredor de relevos desde la primera pagina. De las aventuras de los cinco y de Moby Dick, me adentraba en un mundo más adulto, más naranja.

El libro me capturó desde el primer capítulo. Parecía que era capaz de ver y entender el mundo desde el punto más alto de la montaña de la ilustración de su portada. Me sentía interesado y comprometido en encontrar el lugar que podía ocupar yo en los nuevos escenarios que presentaba: Crisis del petróleo, robotización, desarrollo sostenible, comercio justo, ordenadores y personas….

El libro cambió mi poco robusta vocación por estudiar informática y me llevó a decidirme por la Economía: Quería entender más las relaciones entre personas. 

Me emocionó recibir de mi padre el regalo de una lectura de nuestro mundo. Me emocionó la sensación de estar en el momento justo en el que la historia gira sin necesidad de armas y guerras. Me emocionó poder decidir un cambio en mis planes de futuro. Me emocionó renacer, por causalidad, a escasos metros de donde nací por primera vez, cerca de la Plaça Orfila y de la pequeña estación de tren de Sant Andreu Comtal.

La emoción llevó a la acción y todas mis acciones desde ese momento han considerado a las emociones en el centro de todo.

Desde entonces, hace ya 40 años, he vuelto a ver el libro en insospechados lugares, sorprendiéndome nuevamente el amanecer de su portada y confirmándome que su título: EL DESAFIO MUNDIAL (Jean-Jaques Servan-Schreiber) vuelve a llamar a nuestra puerta.

Un nuevo DESAFIO MUNDIAL en el que las personas reclamamos un protagonismo central, exigiendo a empresas, gobiernos e instituciones que el crecimiento de nuestra sociedad garantice la salud y el bienestar para personas, sostenibilidad de los recursos para el planeta y la ética en cada uno de los intercambios de valor.

Valor que se ha de construir con los grupos de interés de forma integrada compartiendo propósitos comunes que se complementen y completen.

El nuevo DESAFIO MUNDIAL de una TRANSFORMACIÓN EMOCIONAL que incorpore a las emociones en cada uno de los elementos de la propuesta de valor (utilidad, precio, esfuerzo, confianza, reputación, feeling).

Creo en que del miedo e inseguridad provocadas por la transformación digital, debemos de pasar a la confianza en nuestras propias capacidades individuales y colectivas que nos proporciona el reconocimiento y gestión de las emociones que nos hacen , como diría un ex presidente del gobierno,…»Hacer cosas», «cosas» que nos dan mayor seguridad, confianza, y empleabilidad en un mundo…distinto pero tan nuestro como el de nuestros antepasados.

Si tenemos claro el reto y donde queremos llegar, si reconocemos aquellas habilidades necesarias para gestionar las emociones y desarrollamos acciones alineadas con un gran propósito compartido, los capítulos que añadiremos  a la nueva edición del DESAFIO MUNDIAL emocionarán y serán el mejor legado para los nuevos ojos que lean la historia que habremos sabido crear.

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 [U1]https://www.worldometers.info/world-population/